Desfile Histórico de Prato
En el siglo XIII, Prato, anclada en su identidad republicana, brillaba con orgullo el 8 de septiembre, día de la natividad de la Virgen, acogiendo a huéspedes y viajeros procedentes de todos los rincones de la Toscana. En aquella época la antigua Exposición del Cinturón Sagrado era un acontecimiento extraordinario. Todo el gobierno de la República de Prato se uniba a las embajadas de otras importantes ciudades toscanas, creando un homenaje único, tanto a la Virgen como a la propia ciudad.
Las historias de la época dicen que las celebraciones comenzaban ya la víspera. Músicos de Siena, Lucca, Pistoia, Volterra, Colle, San Gimignano, San Miniato, Pescia, así como de la Signoria florentina y los capitanes del Partido Guelfo, llegaban a Prato para honrar al Municipio. Con sus instrumentos y vestimentas coloridas, junto con los de Prato, ofrecian espectáculos que fascinaban al público.
Después de Vísperas, la procesión recorriba las calles de la ciudad, con la participación del clero secular y regular, los gremios de artesanos, los Ocho, el Gonfaloniere, el Podestà y los demás magistrados. Después de un largo camino, la procesión llegaba a la iglesia parroquial de San Stefano, hoy Catedral de Prato .El Tesorero del Municipio llevaba una ofrenda al altar del Cinturón Sagrado, mientras los Gremios de las Artes, los intendentes de los barrios y las villas del campo realizaban donaciones en dinero y cera. El 8 de septiembre la celebración alcanzaba su punto culminante con la Exposición del Cinturón Sagrado. Para hacer frente a la gran afluencia de público, incluso se construyó un púlpito fuera de la iglesia parroquial, lo que permitió a los fieles ver la Cintura en la plaza.
Durante tres días, la ciudad celebraba a la Virgen de la Feria, acogiendo una gran feria desde principios del siglo XIII. Los compradores llegaban de todos los rincones de la Toscana, trayendo consigo mercancías y productos locales. Las calles y plazas cobraban vida con los "civaioli", los "carniceros", los agricultores con sus cultivos y los artesanos de todo tipo. Los hoteles y tabernas estaban llenos de compradores, peregrinos y curiosos. Por todas partes se celebraban fiestas y banquetes, y los panaderos ponían en el pan el sello de la antigua comunidad de Prato.
A lo largo de los siglos, la procesión y sus costumbres han sufrido cambios, pero la tradición de la procesión y la feria ha mantenido su relevancia. En el siglo XVI, libros y documentos hablaban de él como uno de los acontecimientos más importantes de la Toscana. Aún hoy resuenan las palabras de Nicolás Maquiavelo en su obra "La Mandrágola": "Nunca se celebró una feria en Prato sin que yo fuera..."
Hoy, el Desfile histórico de Prato continúa transportándonos al pasado, preservando la historia con cariño. Cada año se añaden nuevos espectáculos fascinantes a la celebración del 8 de septiembre, que sigue siendo el evento más sentido de Prato. Un apasionante viaje al corazón de la historia de Prato que os invitamos a descubrir y vivir.
Más información en www.comune.prato.it