Cinco tesoros encantadores enriquecen la ciudad de Prato: los santuarios marianos, testigos de acontecimientos milagrosos relacionados con la Virgen, que datan del siglo XV al XVII.

La devoción mariana se centra en la reliquia del Sagrado Cinturón, una tira de lana verde bordada con hilo de oro, tradicionalmente donada por la Virgen a Santo Tomás antes de su asunción al cielo. Este precioso regalo llegó a Prato en el siglo XII, traído por Michele Dagomari, un comerciante que emprendió un viaje aventurero para llevar la reliquia a la Catedral de Santo Stefano, convirtiéndose en el corazón palpitante de la religiosidad de la ciudad. Aún hoy, la Exposición del Cinturón Sagrado está regulada por antiguos estatutos medievales, casi un presagio para una ciudad estrechamente ligada a la industria textil, fuente de su fortuna.

El culto mariano se intensificó en 1484 cuando la población de Prato, impresionada por las lágrimas derramadas por un icono de la Virgen, decidió construir la basílica de Santa Maria delle Carceri. Posteriormente, otros acontecimientos milagrosos a lo largo del camino a Poggio a Caiano llevaron a la construcción del santuario de Santa María del Soccorso entre 1575 y 1584.

Otra imagen sagrada de la Virgen, en el siglo XVII, se convirtió en destino de peregrinaciones e inspiró la creación del santuario de Santa Maria della Pietà. En 1664, un lirio colocado por un devoto frente a una imagen de la Virgen se marchitó y, en un gesto milagroso, volvió a florecer. En memoria de este extraordinario acontecimiento, se construyó el santuario de Santa María del Giglio.

Nota informativa: el itinerario se puede realizar a pie, aunque los santuarios de la Piedad y del Soccorso se encuentran, respectivamente, al norte y al sur del centro histórico.