Aviso de cookies

Este sitio web guarda pequeños fragmentos de información (cookies) en su dispositivo con la finalidad de ofrecer un mejor contenido y para finalidades estadísticas. Usted puede desactivar el uso de cookies modificando la configuración de su navegador. Navegar por nuestro sitio web sin cambiar la configuración del navegador hace que usted nos esté autorizando a guardar esta información en su dispositivo.
Acepto me niego

Comparte en:

Vermú blanco de Prato

El Vermú Blanco de Prato, un excelente licor con un grado alcohólico de unos 15 grados, tiene sus orígenes en el siglo XVIII. Es una auténtica delicia, disfrutarlo fresco como aperitivo o acompañarlo como postre al final de una comida. ¡Apostamos que combinado con chocolate dejará una huella imborrable en tu experiencia de degustación!

Los primeros vestigios de este manjar se remontan a 1750, un pasado confirmado por los cuidadosos estudios de la Academia de los Georgofili. Sorprendentemente, el vermú blanco de Prato cuenta con casi cuarenta años de historia que preceden al famoso vermú piamontés de Carpano, universalmente conocido como el progenitor del género. Sin embargo, a pesar de sus extraordinarias bondades, este licor desapareció en la década de 1970. Afortunadamente, gracias al Opificio Numquam, un pequeño laboratorio de Prato, y al compromiso de los maestros destiladores, esta deliciosa especialidad se ha recuperado y vive ahora un maravilloso renacimiento.

El vermú de Prato revive la antigua tradición campesina, un precioso legado transmitido por hábiles amas de casa que lo preparaban con mimo utilizando uvas blancas recién maduras y plantas aromáticas recolectadas en el campo. Este delicioso elixir, servido durante las vacaciones de Navidad como aperitivo o digestivo, representa no sólo la autenticidad de Prato por los ingredientes utilizados, sino también por el procedimiento tradicional y las herramientas utilizadas. Descubre y prueba el alma de esta bebida que cuenta la historia y las raíces profundas de Prato.

La elaboración de este vermut fue un auténtico ritual, sin el uso de máquinas. Aún hoy, siguiendo la antigua receta de 1750, cada fase de producción se realiza manualmente. Un fino vino blanco toscano se convierte en la base de la maceración de hierbas aromáticas, plantas medicinales silvestres y especias, cuidadosamente trituradas en un mortero de mármol.

Helenio, genciana, galanga, canela, cálamo aromático, clavo, centaura, ajenjo póntico y romano, cilantro, nuez moscada, cáscaras de limón y naranja se seleccionan expertamente para dar al vermú su complejidad de sabores. La mezcla obtenida se completa con una pizca dulce de azúcar y una pizca de alcohol, reposando unos días. Posteriormente el líquido se filtra y se embotella siguiendo la tradición transmitida a lo largo del tiempo.

¿El resultado? Vermú de color amarillo intenso, ligeramente ámbar, caracterizado por un sabor dulce con una ligera nota ácida y un agradable retrogusto amargo. Su aroma intenso, especiado y afrutado invita a explorar la intrigante complejidad de este licor artesanal, que no es solo una bebida, sino una auténtica experiencia para disfrutar y compartir.