El complejo industrial de La Cartaia en Vaiano es una auténtica obra de arte de la arqueología industrial y una excelencia económica de la zona de Prato. Desde el siglo XIV existió aquí una fábrica de papel, fruto de la transformación de un batán anterior.

En 1871, la planta pasó a ser propiedad de Alessandro Scarlini, quien realizó importantes mejoras añadiendo nuevos almacenes y relanzando el negocio. También desempeñó un papel fundamental el empresario textil Alimo Sbraci, que posteriormente adquirió la propiedad.

Alimo Sbraci, que pasó a ser propietario en 1918, inició una extraordinaria renovación entre 1932 y 1940, confiando en la genialidad del ingeniero Pier Luigi Nervi. A raíz de una crecida del río Bisenzio, fue necesario ampliar el edificio para dar cabida a la nueva maquinaria de hilatura. Nervi propuso una solución vanguardista: una estructura innovadora con una luz de 20 metros y vigas de hormigón armado, que supuso una auténtica revolución para aquella época.

La obra de Prato sirvió como laboratorio experimental a gran escala para los hangares de estructuras geodésicas que Nervi estaba construyendo simultáneamente en Torre del Lago, Orvieto y Orbetello.

Es hermoso imaginar las máquinas que hilaron el destino de los tejidos, mientras el brillante Nervi crea una obra maestra arquitectónica que combina arte y funcionalidad, alcanzando la cima de la innovación.

La Cartaia no era sólo una fábrica, sino una comunidad en sí misma. Los apartamentos para los empleados, el refectorio, la enfermería e incluso una tienda de comestibles formaban parte de este lugar.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el edificio sufrió graves daños debido a las acciones de los alemanes.

La recuperación fue difícil y, aunque la empresa se había convertido en la Sociedad Anónima Hermanos Sbraci, quebró en 1960. La guerra trajo destrucción, pero el alma del edificio se regeneró gracias a la tenacidad de sus nuevos propietarios, la familia Affortunati.

En 1962, Giovacchino Affortunati compró todo el complejo, que todavía pertenece a su familia, comprometida no sólo con la producción de excelentes textiles, sino también con la preservación de su memoria como tesoro de la arqueología industrial.

Hoy en día, esta maravilla industrial alberga una empresa de acabado textil, Fartex, y en el almacén de Nervi una producción particular de velas de alta tecnología, la empresa Millennium, testimonio del pasado glorioso y de la productividad contemporánea. Un lugar donde el presente abraza el pasado y donde tú puedes ser parte de la historia.